En el humo de un cigarro se consumen los problemas de una noche de verano. Madurez intermitente bajo lunas prohibidas de adolescencia. Reír a carcajadas consumiéndote de pena. El amor por el riesgo, la velocidad, los sueños imposibles, amor por el borde del precipicio.
Los ojos que te mienten bajo tu consentimiento te enseñan más de la vida que los libros. Acabas aprendiendo a apuñalar las penas. No hay láser que borre los tatuajes del alma. Están ahí para que no olvides qué aprendiste.Los juegos de triple o nada, el morbo de pasar los límites. Que te arda la sangre de rebeldía.
En un culto gitano, una mujer se desgarra la voz. No sé si canta o llora. Pero duele. La presión por un futuro prometido. La doble vida. Reinando entre las ruinas. El puro amor de luchar con alguien por salvarle. La inmesidad de los problemas que te sobrepasan. Complejos causados por relaciones equivocadas. Darte la mano durante toda la noche y saber que ninguna de las dos puede dormir.
Las mentiras. Las que te cuentan y las que cuentas. El miedo. Buscavidas con vidas rotas. Enganchados que aman por encima de todo. El maleaje que arruga tu piel y tu alma. Las miradas que gritan en silencio todas las vidas que han vivido. Y esa sombra en tu sonrisa que descubre tu oscuridad.
No te arrepientas de nada. La gente sin malear es mucho más aburrida.