Os da miedo la gente sin miedo. Os da miedo una mujer sin complejos, un hombre carismático. Os asusta un adolescente que fuma, una chica que baila desinhibida en la barra de una discoteca. Os escandaliza un escote de vértigo, una falda demasiado corta, la belleza exultante de una negra voluptuosa.
No podéis entender a quienes, sin miedo, persiguen sueños idealistas, "poco viables". No comprendéis a quienes dejan que la irracionalidad reine en sus vidas, odiáis a los amantes del caos. No entra en vuestras cabezas el morbo, la ligera idea de dejaros llevar, el hecho de pasar los límites. Os cae mal la gente que dice lo que piensa, la "falta de diplomacia", "el exceso de naturalidad". Os indigna la felicidad exacerbada de quien es libre, de quien vive sin tener en cuenta el qué dirán o el qué dejarán de decir...
Ese es el problema. Os mata de envidia la libertad, pero no os atrevéis a perseguirla.

