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martes, 12 de julio de 2016

Sobre la muerte de cualquier torero

    No me gustan los toros. Me considero antitaurina. Estoy a favor de la abolición de cualquier tipo de tortura animal. Sin embargo, os sorprenderá a quienes leáis esto mi postura sobre el tema, teniendo en cuenta mis ideas políticas y esta afirmación sobre los toros.

    He ido a dos corridas de toros siendo más joven. En ambas me he ido antes de que el toro muriera. En ambas he sufrido. ¿Por qué he ido? He conocido bastante bien a algún torero, por amistad. Si bien reitero que estoy a favor de la abolición de una práctica que considero primitiva, violenta y atrasada, veo algo de arte en el toreo. Veo algo lírico en como el hombre, narcisista y ególatra, se juega la vida delante de otro animal, más noble y bravo, y le provoca con los movimientos de su cuerpo y su capote. Ese primitivismo tan animal, ese enfrentamiento a dos, esa lucha de sudor y fuerza, tiene algo lírico, me van a perdonar. Para mí deja de ser lírico cuando el toro empieza a sufrir. Cuando le clavan banderillas y la sangre le chorrea por el lomo. Entonces ya no quiero verla, me quiero ir, hay un ser vivo sufriendo, siendo llevado a la muerte por otro ser vivo que se cree con derecho para hacerlo. Y toda una plaza lo disfruta, lo aplaude... no no, eso ya no me gusta. No es lírico. Es medieval. Es maquiavélico. Volviendo a los sentimientos encontrados, considero excelentes algunos poemas dedicados al toro o a figuras del toreo por grandes poetas. Me van a perdonar. Ahí no veo el sufrimiento del toro, no veo su humillación y su muerte. Todo se mitifica.

   Dicho esto, ojalá veamos con nuestros ojos la desaparición de la tauromaquia. Ojalá a los taurinos solo les quede el recuerdo de una tradición castiza que representaba el primitivismo de un país que todavía es capaz de disfrutar con el sufrimiento de un animal.

   Pero hay otro punto. No me alegro de la muerte de Víctor Barrio. Ni de la suya ni de la de ningún torero. Y no creo que lo haga nunca. Me da pena el recuerdo de ese hombre arrastrado por la violenta pasión que late aún en España por los toros. Me da pena esa mujer joven, que se enamoró de alguien a quien le gustaba matar, exponiéndose a que le mataran. Me dan pena esos padres, que un día tuvieron un bebé, no un asesino, y ahora entierran un hijo de 29 años. No, no me alegro de la muerte de Víctor Barrio.

sábado, 2 de julio de 2016

Despedida :)

    Ha llegado la hora de despedirse. A poco más de un día de dejar atrás esta etapa, me vienen a la mente como instantáneas recién reveladas, un montón de momentos.

   Voy a extrañar la inmensa naturaleza que hace que nada importe un mal día. La hermosa sierra de Guadarrama que ya desde la autovía de Villalba aparece majestuosa, desafiante. También extrañaré el camino al instituto, las paradas para hacer fotos, incluso los terneros pastando. No me olvidaré de las risas con Ana, las noticias tristes que he recibido aquí, en las que tanto me ha aliviado su compañía; las noches cenando magdalenas con chocolate, las siestas en el sofá o su optimismo y ánimo para todo (también para unirse a una noche de conjuros). Ni de las maravillosas personas que han hecho que el día a día sea una experiencia enriquecedora. Tampoco de mis chicos de cuarto, tan especiales... de los gritos de Paula y Lidia (sí, ya lo sé cielo, "es tu tono de voz"), de Cristina y Valentín dándose la vuelta continuamente y peleándose por el sitio, de la voz de Samuel, el humor ingenioso de Dani y Marcos, la forma de escribir de Odei, Patri y Mario... pero tampoco de la educación exquisita de Patri Melo, la constancia de Jara e Irene, la injustificada inseguridad de Olia y Loubna o esa cara de Helena agobiada ante la Sintaxis. En la sombra, la prudencia de Elena, con un don para dibujar, y el gesto serio de Andrea, que esconde un corazón risueño. Sería imposible hablar de todos, pero desde luego será imposible olvidar la voz de Yassín, de Ayoub y Marta, así como la ternura de Lara ("puchi"). A Ikram moviéndose sin parar queriendo limpiar toda la clase (y peleándose con Miros), a Iván pidiendo la hora de MAE para dar más clases ("profe, ¿puedo irme en Tutoría a dar Física y Química?", ¿en serio?) y su maravilloso talento en el piano... La mirada dulce de Diana y Tessam, y los ojos profundos de Yordi...los dibujos de Diego, y hasta sus zapatillas encima de la mesa... a todos, GRACIAS. Sois únicos :)

   Sin duda, también anhelaré la visión de las nubes rosas y moradas acariciando las montañas al amanecer y cuando cae la tarde, el sonido de los pájaros despertándome por la mañana y amenizando una siesta idílica, el olor de los rosales y la lavanda de Las Chaparras, el sonido del agua de la piscina al caer la noche...



Anhelaré la paz de Collado.