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martes, 9 de mayo de 2017

Trabubulandia

Quiero llegar a casa y ver contigo un partido de baloncesto a las 6 de la mañana. Y que dejemos sonar el móvil, de pie, dando vueltas encima de la mesa de cristal, sucia de cerveza y tabaco.

Quiero comerme una pizza con masa de hojaldre, aunque solo lleve alcaparras y champiñones. Y fumarme contigo mil cachimbas de naranja. Quiero levantarme y que la casa huela a fresa, y estés en el rincón del sofá de Blasco de Garay leyendo, tapado con una mantita. Y que me eches la bronca por dejar todos mis abrigos tirados por el salón.

Quiero que pierdas mi cámara en algún lugar de Galway, y que después me mandéis mil veces el mensaje en el que me decís que la habéis perdido. Quiero que cuando volváis, juguemos al Singstar y que Carlos nos dé una paliza, porque no nos sabemos ninguna canción de Disney

Quiero quitarte las botas cuando llegues después de unas cervezas e intentar ponerte el pijama, y que me des las gracias, medio durmiendo. Quiero que antes nos hayamos comido una pizza "moreneta", porque estábamos tan a gusto en el sofá que no queríamos levantarnos a ver cómo iba.

Quiero que vayamos juntos a todos los conciertos de Nach, y que te esperes conmigo a que me firme la camiseta para mi sobrino, y que después terminemos hablando con ZPU, si las próximas veces también va de telonero.

Quiero que me preguntes "¿prima, pero cuántos años cumples aún?" hasta que cumpla 100.

Quiero que nieve mucho, muchísimo, y que hagamos juntos un muñeco de nieve, después de tirarnos bolas aguantando el equilibrio, de camino al Foster. Quiero comerme un costillar contigo, aunque apenas coma cerdo.

Quiero que Momo se coma el tabaco de cachimba y le eches la bronca, y acariciarlo a tu lado.

Quiero acostarme tarde la noche de Reyes y dormir inquieta porque debajo del árbol hay tantos regalos que apenas podemos pasar al salón. Y levantarme nerviosa, más que cuando era una niña y vivía con mis padres, y acariciar los paquetes intentando adivinar qué hay dentro.

Quiero que me despeines el flequillo.

Quiero que me expliques sonriente, como va a quedar la parte de la azotea, donde vas a poner un grifo de cerveza, Y que lo representes, emocionado, moviéndote de un lado a otro del salón, con esa vitalidad propiamente tuya.

Quiero que hagas un asado brutal y que esté todo bueno, menos el pollo.

Quiero que des las palmas mientras Miguel toca la guitarra, y que se emocione pensando que eres su mayor fan.

Quiero bañarme contigo en la laguna blanca.

Quiero cantar contigo en el coche de camino a cualquier lugar la canción de los Trabubus.

Quiero abrazarte.

Te quiero, joder.


viernes, 10 de febrero de 2017

Samara

Samara tiene la mirada perdida en el cristal del autobús. El cabello castaño le cae por la mejilla, aún húmeda tras las lágrimas. Cruza sus manos blancas y delgadas sobre su pecho, y suspira. La observo sin que se dé cuenta de que lo hago y pienso en que cuando llegue a casa escribiré sobre ella. Cuando llegamos a su parada, coge de cada mano a uno de sus dos hijos. Apenas tiene 25 años. Esta mañana han despedido a Jaime, justo después de decirle que estaba embarazada. ¿Y ahora qué?

Todavía en España el aborto es un tema controvertido. Todavía hay gente que se escandaliza cuando las mujeres más liberales reivindicamos un derecho que nos pertenece. En septiembre de 2014 un dignísimo Gallardón dimitía en España por la retirada de su ley del aborto. Por Dios, ¿qué pretendía? La ley de 1985 sobre el tema, era más moderna, flexible y liberal que la que este caballero quería imponernos. Mujeres con reconocimiento mediático exponían en las redes sociales, en tono reconociblemente irónico, que qué hacían una decena de hombres hablando sobre un derecho de mujeres. Qué razón tenían esos tweets.  Gallardón pretendía que los casos en que una mujer pudiese abortar quedasen reducidos a tres: violación, peligro de vida para la madre, peligro de vida para el bebé. Las malformaciones y demás patologías serían analizadas para determinar una solución. ¿Perdón? ¿Qué hay que analizar? Alabo a quienes, sin pensarlo un momento, no dudarían en traer al mundo un bebé sin extremidades, me parece realmente admirable. No es mi caso. Yo al menos me daría la posibilidad de pensarlo. ¿Por qué vas a traer al mundo a un bebé cuya vida va a ser extremedamente compleja (como si no lo fuera ya de por sí), pudiendo buscar un bebé sano? ¿Por qué una niña de 14 años tiene que pagar por su falta de responsabilidad (que no deja de ser una característica inherente a su adolescencia, aunque a veces las consecuencias sean más graves que otras), o hacerle a su familia pagar por ella? Dirán los defensores a ultranza de la vida, que el bebé no tiene la culpa de nuestros errores. Es cierto. Y no creo que un aborto deba practicarse más allá del tercer mes de embarazo, pero antes de esto, no es un bebé, es un proyecto de bebé. También podríamos hablar, como sucede en El crimen del padre Amaro, de las turbias clínicas donde se realizaban abortos ilegales, en las que algunas veces jóvenes que acudían buscando ayuda, morían desangradas. Samara no dormirá esta noche. Apenas pueden pagar las facturas. Cuando nacieron los niños, ambos tenían un trabajo. También Jaime lo tenía, hasta hoy. Está embarazada de 4 semanas. El feto mide aproximadamente 2,5 mm.


Bajo mi punto de vista, cada MUJER tiene que tener derecho a decidir si siente, quiere, y puede permitirse ser madre. Es tan respetable lanzarse a la maternidad en circunstancias adversas, como decidir que no es el momento. Si no podremos hacer felices a las criaturas que parimos (refiriéndonos, por supuesto al cariño y a la dedicación que vamos a darles, y no a lo material), no es necesario parirlos. Los niños, una vez en el mundo, deberían ser felices, ellos no nos pidieron nacer.